jueves, 11 de junio de 2009

Instrucciones para estornudar


Suele suceder que en ciertas ocasiones sienta un cosquilleo en la nariz, o algo parecido a la necesidad de expulsar violentamente el aire desde los pulmones hacia el exterior. Para evitar confusiones, llamémosle ganas de estornudar. No hay nada más relajante que la sensación posterior a esta experiencia y por ello, el problema surge cuando el estornudo se niega a salir. Si se encuentra en esta situación, sírvase seguir los pasos que a continuación se enumeran.
En primer lugar, intente que el cosquilleo no se diluya en el tiempo, reténgalo. Podrá utilizar para ello diversas técnicas, por ejemplo, pensar en algo que le genere esa sensación tan particular, recuerde viejos estornudos.
En caso de que este primer paso no surta efecto, huela algo que le genere rechazo. Si usted es alérgico contará con gran ventaja en esta ocasión: podrá elegir acercar su nariz al polen de una flor si se encuentra en el exterior o abrir la caja del jabón en polvo dejando que las partículas impregnen el aire a su alrededor.
Finalmente, aunque no hay pruebas fehacientes sobre su efectividad, algunas personas creen que con mirar fijo cualquier fuente luminosa, se ayuda al tímido estornudo a salir de su escondite. Considere éste un último recurso.
Una vez que la sensación se encuentre inevitablemente presente en su mente, tanto que haya pasado de ella a su nariz, considérese listo para comenzar.
Tome aire, hasta sentir que sus pulmones están tan llenos que en ellos no podría caber un alfiler. Cierre la boca e inspire llevando rápidamente su mano derecha (o la izquierda en caso de no ser hábil con la primera) hacia su rostro. Colóquela en forma cóncava, con la palma apuntando hacia usted tapando la punta de la nariz y gran parte de la boca. De contar con un pañuelo, podrá colocarlo entre sus dedos índice y mayor, dejándolo caer sobre el resto de la mano para evitar que las partículas se escapen entre las hendiduras.
Llegado este momento, relájese, deje salir el aire por sus orificios nasales y acompañe el gesto con una leve contracción del tronco hacia delante. También, podrá inclinar la cabeza suavemente hacia abajo. Recuerde complementar su estornudo con el sonido característico: podrá optar por el clásico “achís”, su versión para señoritas o “chísss” o por el grave “aaa-chú” para los caballeros.


Natalia Friera

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