lunes, 29 de junio de 2009
Tres candidatos ausentes
viernes, 19 de junio de 2009
Lo que viene, lo que viene: se terminan la campaña y el primer cuatrimestre
martes, 16 de junio de 2009
Por Mariela Salas
Su pelo castaño, largo hasta la cintura, no es enrulado pero tampoco es muy lacio, tiene mucha cantidad y volumen. Todas las mañanas al levantarse, luego de cepillarse los dientes y lavarse la cara, empieza con lo que considera algo crucial. En realidad, sea para salir a trabajar o prepararse para ir a bailar, siempre se le presenta la misma necesidad. Algo que se ha convertido en una rutina diaria y que se le puede presentar en más de un momento del día. Así ha sido durante los últimos cinco años. Y si bien parece ser un actividad aburrida y monótona, la disfruta mucho.
Primero enchufa ese artefacto del cual no podría prescindir jamás, el alisador de pelo que, en el lenguaje coloquial, se denomina “planchita”. Tiene la forma de una pinza como esas que se usan a veces en la cocina para agarrar la comida. Es uno de los últimos que acaban de salir al mercado y trae consigo un termostato que le permite regular la temperatura que, para su tipo de cabello, el manual establece en los 20 grados. Rápidamente empieza a tomar calor, lo cual es ideal porque no cuenta con mucho tiempo por las mañanas.
Antes de comenzar comprueba que el pelo no haya quedado húmedo, si así fuera un golpe de calor con el secador soluciona este problema. Mientras espera a que la temperatura llegue al nivel indicado, empieza a desenredar su cabello, algo que a veces le cuesta por la costumbre de acostarse a dormir con el pelo mojado. Los separa en cuatro capas horizontales comenzando desde la nuca hasta la parte superior de su cabeza. Cada capa es amarrada con una hebilla.
Un silbido le avisa que “la planchita” ya esta lista. Suelta la primera capa de pelo aquella que nace en su nuca y separa un mechón que sostiene con la mano derecha mientras que con la izquierda, dado que es zurda, toma el mango de su artefacto. Coloca el mechón entre los extremos y aprieta para que se cierren sosteniendo el cabello. Empieza a deslizarlo desde la raíz hasta la punta. Es necesaria más de una pasada, suficiente con tres o cuatro. Suele salir algo de humo, seguramente porque algunos cabellos han quedado húmedos, pero no importa, ya que ese alisador sirve también para pelos mojados.
El cabello sumamente caliente, quema sus dedos, por eso en cada pasada lo sostiene con un peine de dientes muy finos que a su vez ayudan a que el alisado quede más firme. Dado que es algo obsesiva con su pelo, ni bien termina con un mechón le coloca un producto que evita que el cabello se dañe, porque que esta es una rutina diaria que suele estropearlo mucho. Así hará en toda su cabellera. En aproximadamente 15 minutos su pelo esta completamente alisado y ella lista para seguir con el resto de las rutinas que la acompañaran en su día.
Instrucciones para lavar los platos a mano
Una vez que toda la vajilla esta ordena y acomodada de un lado de la pileta de la cocina, es obligatorio comenzar con el proceso de enjabonado. Para esto es necesario los siguientes materiales: agua caliente, una pileta, detergente -se recomienda una buena marca de esas que nunca acaban-, diferente tipo de esponjas (de felpa, de virulana y otra apta para el teflón), un trapo o toalla para limpiar la cocina de restos de jabón y agua; un par de guantes de goma en el caso de ser sensible al agua caliente y a los productos químicos o haberse hecho la manicure hace poco tiempo; y un delantal para no manchar la ropa.
¡Ahora sí, comienza el proceso de lavado! Debe colocar en la esponja abundante detergente y agua, estrujarla hasta que brote la espuma por todos los costados de la mano, eso es señal de que puede continuar. Eso sí, deberá volver a mojar la esponja cada cuatro utencillos aproximadamente. Dependen las posibilidades de cada persona, ya sea diestro, zurdo o ambidiestro va a manipular la esponja con la mano que mejor le convenga. Entonces comience a enjabonar los platos, de un lado y del otro, con mucha espuma y energía. Lo mismo hará con las cacerolas y ensaladeras. Luego se seguirá por los vasos y copas que se hará cuidadosamente de adentro hacia fuera y serán colocados de nuevo en su lugar. Por último los cubiertos, con extremo cuidado, ya que pueden cortar. Por lo tanto se deben tomar a estos del mango y desde allí pasar la esponja hacia el otro extremo. Con respecto a los cuchillos, la esponja debe envolver el filo y así se correrán menos riesgos.
Ya enjabonada toda la vajilla, abrirá el grifo y buscará una temperatura óptima, esto quiere decir caliente pero sin quemarse la piel. Una vez encontrada esa temperatura comenzará con el enjuagado. Tomará la vajilla y la pasará por debajo del agua hasta que esta se lleve todo el jabón y la suciedad. Puede suceder que todavía queden restos de grasa o partes quemadas en ollas y sartenes, estas son las más difíciles de limpiar. Es por eso que durante el enjuagado debe tener a mano aún la esponja que corresponda para frotar lo que sea necesario.
Si posee una escurridera, que son esas estructuras de plástico o metal con diferentes compartimentos, se facilita el modo de acomodar la vajilla ya enjuagada, casi siempre los platos van de forma vertical, los vasos boca abajo y los cubiertos con sus puntas hacia abajo en un pequeño recipiente. Sino se recomienda colocar a los platos boca abajo sobre un repasador seco, los vasos también y los cubiertos en algún recipiente donde quepan cómodamente.
Finalmente sólo resta limpiar las esponjas, la mesada y pileta con restos de jabón, agua y algunos residuos. Todo el procedimiento puede llevar entre cinco a veinte minutos, dependiendo exclusivamente de la cantidad de platos para lavar.
Advertencia: se ruega que las personas que lleven a cabo este proceso no discutir acaloradamente entre sí, o realizar la actividad en estado de melancolía, tristeza o llanto incontrolable, ya que podrían romper mucho de los utensillos e incluso cortarse con alguno de ellos. Tampoco es ideal lavar mientras se habla por teléfono porque este se puede resbalar y caer dentro de la pileta con agua, y así producir un corto circuito.
domingo, 14 de junio de 2009
Instrucciones para salir de la cama y vestirse a la mañana temprano en invierno
Todos habremos notado que por la mañana, al madrugar para ir al trabajo, a la escuela o a donde se deba ir, y antes de salir a la calle, hay que vestirse. En parte por convención social, en parte por el frío, hay que lograr salir de la cama y cruzar la puerta de la casa vestidos. Es recomendable dejar la ropa preparada la noche anterior en una silla cercana a la cama antes de quedarse dormido para evitar movimientos de más en la fría mañana. Llegada la hora de levantarse, indicado por el tititití-tititití-tititití del despertador, por la tele programada que se enciende o por la alarma del celular, vale tomarse unos segundos para reaccionar, entender que hay que levantarse y apagar el artefacto que corresponde. El primer paso es el que más cuesta decidir, se trata de sacar tímidamente el pie derecho o izquierdo al espacio exterior de la frazada de la cama para tantear el grado de frío. Hacerlo lentamente: dedos, empeine, tobillo, hasta llegar al pie entero. En caso de tener medias, luego de esta primera aproximación, sacarse la media con la mano que corresponde al lado opuesto del mismo pie de la acción anterior (mano izquierda con pie derecho o mano derecha con pie izquierdo). Si el frío es insoportable, volver a introducirlo en la frazada (con el resto del cuerpo) por un instante. Asimismo, es importante concentrar la energía en mantener los ojos abiertos, puede ser necesario utilizar los dedos de las manos para refregarlos y ayudarlos a que no se cierren. Para vencer el sueño es aconsejable no mirar por la ventana, el cielo no suele ser muy alentador a estas horas del día, se puede creer que todavía es de noche, se cierran levemente los ojos y paf! se cae en un sueño profundo. En cuanto se tome la decisión, hay que salir rápido de la cama. Si se lo hace lento puede causar arrepentimiento en el camino. Es importante no pensar en lo que se está haciendo, simplemente hacerlo automáticamente. Si se entra en cuestionamientos probablemente no se logre cumplir el objetivo. Luego, tomar las medias de la silla donde se dejó la ropa preparada antes de dormir y colocar una en cada pie, nótese que este paso y el siguiente todavía se pueden hacer sin salir de la cama. Luego sacar la parte de arriba del pijama, en caso de ser mujer es posible abrochar el corpiño en la cama, una vez acomodado salir definitivamente y rápidamente de la misma así se evita caer en la tentación. Seguir con la parte superior del cuerpo, sea remera o camisa (manga larga o corta), luego sweater, buzo o polar. Una vez finalizada esta sección, pasar al tronco inferior. Sacar el pantalón pijama y poner pantalón o pollera, esta última sólo si es mujer u hombre escocés. Se elige calzado y se termina la tarea de la vestimenta. Para salir a la calle se pueden combinar accesorios como bufandas, cuellos, guantes, gorros de lana.
sábado, 13 de junio de 2009
Instrucciones para prender un televisor
viernes, 12 de junio de 2009
El estado de la obra de la nueva sede de Ciencias Sociales
jueves, 11 de junio de 2009
Lo quiero, no lo quiero, lo quiero...
De pronto lo sacas de esa cajita y lo dejas recorrer tus manos. Lo agarras y lo acercas un poco. Tiene un sabor particular depende de cual sea su naturaleza. El contacto con el calor lo prende y te enciende. Descubres que algo tan insignificante adquiere de repente un valor que desconocías. Creas un vínculo afectivo. Generas una ilusión de dependencia por un momento. Crees controlarlo hasta que le das el primer beso y aspiras un grueso humo de fantasía que genera una adrenalina que te recorre por dentro.
Suavemente despegas los labios de él y lo miras echando una bocanada de aire gris al cielo azul. Dejas el brazo danzar en el aire y sientes que algo se aflojó. Percibes que estás más seguro que antes, que puedes tenerlo entre tus manos y pretendes tirarlo cunado gustes. ¿Pero es así? Todavía no lo sabes hasta que te dan ganas de besarlo otra vez pensando que en esta oportunidad vas a encontrar la respuesta. Vuelves a fallar. Es paradójico, como la vida. Te encuentras con lo mismo varias veces y te vuelves a golpear. Luego sientes que se está consumiendo. Lo besas rápidamente dos o tres veces inhalando un humo un poco más espeso y fuerte. Olvidas ya que lo estás agarrando con los dedos. El cuerpo te pide que lo beses como por inercia y cuado roza los labios te encegueces. Inhalas con más ganas pero menos conciente.
Te planteas como es que algo tan pequeño puede confortar tu estado anímico, envolverlo y hacerlo mas leve.
Pero cuando lo terminas de mimar y ves que la colilla en el piso y las cenizas que derramaste son las únicas huellas de que fumaste un cigarrillo y que todo terminó… Es ahí que te vuelves a preguntar porque lo hiciste. Tienes la esperanza de abandonarlo, pero sabes que te espera otra vez en una simple cajita.
Solo fueron diez minutos en que uno cree controlar algo y resulta ser lo contrario.
Todos esos sonidos e imágenes que pasaron mientras el humo acechaba la ansiedad y los temores, se desvanecieron. Fue tan efímero como una estrella fugaz.
Consideras finalmente cómo es el cigarrillo en tu vida y lo que pasas a ser en ella. El rol de un joven osado (cuando lo enciendes) y luego un simple espectador que ve en un futuro su pasado con paciencia (cuando lo terminas).
Instrucciones para tomar el té
Preparar la infusión denominada té actualmente es una técnica sencilla desde que ha sido reducida a los saquitos, por lo cual solo es necesario saber hacer fuego o contar con una hornalla y gas para calentar agua, que según su calidad obtendremos distintas variedades en el sabor, y por supuesto tener acceso a un recipiente. La camellia sinensis o camellia viridis es el ingrediente principal de la bebida que en oriente es protagonista de ceremonias centrales de la cultura, mientras que en occidente su mayor exponente es la costumbre inglesa del té de las cinco, por lo demás la tarea ha sido simplificada, mucho más aún si de tomar el té se trata. Una vez que el té esta servido es fundamental la decisión acerca de cuánto tiempo dejar el inquilino en la taza, para que el agua y el té contenido en el saquito se conozcan. Una vez que entran en contacto el momento es único y fugaz: el té reacciona como herido en el mar, su sangre se desparrama rápidamente en el medio líquido. El primer impacto es el fundamental, luego su propagación se realiza en forma pareja, salvo que se recurra al utensillo denominado cucharita que puede prensar el saquito, enrollado el hilo y apretando para que deje su último aliento en el habitáculo redondo.
De todos los modos de proceder no hay como resultado un mal té porque si se procede a retirar tempranamente el saquito obtendremos un sabor sutil, delicado y ligero, y en el otro extremo encontraremos un té fuerte de sabor pleno, visualmente brillante y una corporeidad espesa. Después de todo lo más importante es que se mantenga caliente y poder aprovechar el tiempo que se conserva así para disfrutarlo con la mayor cantidad de los sentidos, como la vista, el olfato, el gusto, el tacto y si así lo quisiera presionar el oído contra la taza hasta escuchar el propio latido. Todo se pone en juego al tomar entre las manos la taza caliente y pasar el rostro por encima para olerlo y sentir el té evaporándose en la cara mientras se cierran los ojos y el té nos entra por los poros a la vez que lo respiramos. Todo confluye hasta que determinamos el tiempo necesario de entibiamiento, el momento justo en la curva antes de que se empiece a enfriar, dado que no nos incumbe ahora el te helado que solo podemos tomar por la boca. El tiempo lo pasamos junto a la taza, mirando como los dedos recorren las curvaturas de porcelana tibia mientras entran y salen del asa. Finalmente cuando el momento ha llegado con la mano que nos da mayor agilidad tomamos la taza y levantamos levemente el codo, quedando el brazo en dirección oblicua a la mesa y el antebrazo en forma perpendicular. Por último exhalamos un último respiro, forjamos con los labios una pequeña entrada y por medio de un suave movimiento ascendente de la mano dejamos que el líquido fluya al interior.
María Belén Rosbier
Instrucciones para estornudar
En primer lugar, intente que el cosquilleo no se diluya en el tiempo, reténgalo. Podrá utilizar para ello diversas técnicas, por ejemplo, pensar en algo que le genere esa sensación tan particular, recuerde viejos estornudos.
En caso de que este primer paso no surta efecto, huela algo que le genere rechazo. Si usted es alérgico contará con gran ventaja en esta ocasión: podrá elegir acercar su nariz al polen de una flor si se encuentra en el exterior o abrir la caja del jabón en polvo dejando que las partículas impregnen el aire a su alrededor.
Finalmente, aunque no hay pruebas fehacientes sobre su efectividad, algunas personas creen que con mirar fijo cualquier fuente luminosa, se ayuda al tímido estornudo a salir de su escondite. Considere éste un último recurso.
Una vez que la sensación se encuentre inevitablemente presente en su mente, tanto que haya pasado de ella a su nariz, considérese listo para comenzar.
Tome aire, hasta sentir que sus pulmones están tan llenos que en ellos no podría caber un alfiler. Cierre la boca e inspire llevando rápidamente su mano derecha (o la izquierda en caso de no ser hábil con la primera) hacia su rostro. Colóquela en forma cóncava, con la palma apuntando hacia usted tapando la punta de la nariz y gran parte de la boca. De contar con un pañuelo, podrá colocarlo entre sus dedos índice y mayor, dejándolo caer sobre el resto de la mano para evitar que las partículas se escapen entre las hendiduras.
Llegado este momento, relájese, deje salir el aire por sus orificios nasales y acompañe el gesto con una leve contracción del tronco hacia delante. También, podrá inclinar la cabeza suavemente hacia abajo. Recuerde complementar su estornudo con el sonido característico: podrá optar por el clásico “achís”, su versión para señoritas o “chísss” o por el grave “aaa-chú” para los caballeros.
Natalia Friera
Instrucciones para mirarse al espejo
Antes de enfrentar a su reflejo, es necesario que deje todos sus prejuicios de lado. Los reflejos son muy astutos y logran percibir con muchísima facilidad lo que las personas traen en mente. Párese firme y manténgase serio (de esta manera, demostrará respeto). Examine con detenimiento cada una de sus facciones. Luego, para romper el hielo, comience a mover los labios de derecha a izquierda, de arriba hacia abajo, frenéticamente. Repita esta secuencia respectivamente con ojos, nariz y cejas, y a continuación, con todas las partes del rostro de manera simultánea. Es probable que, en un principio, extrañado, su “yo” del espejo vacile unos minutos antes de empezar a imitarlo, y se quede de brazos cruzados. Siempre tan desconfiados ellos. Pero si usted le ha caído bien, pronto comenzará a seguir sus movimientos, incorporando quizás, algunos pasos de baile.
No olvide mantener una relación amistosa con su reflejo. Éste puede ser de gran ayuda a la hora de combinar carteras con zapatos o camisas con corbatas. Se recomienda evitar críticas, ya que antes éstas, suelen volverse algo hostiles, y a modo de venganza procurarán devolverle la peor imagen de usted mismo que jamás haya visto. Además, le harán burla cada vez que les de la espalda y, los más traicioneros, pueden aprovechar sus momentos de distracción para arrojarle cualquier objeto que se encuentre a su alcance. Fue así el caso del reflejo irlandés, que cansado de escuchar groserías, tomó un jarrón de porcelana y lo lanzó contra su doble, provocándole serios cortes en la parte superior de la cabeza, y por supuesto, la pérdida de aquella reliquia que costaba fortuna. De más está decir, que después de esto se dio a la fuga, aunque algunos vendedores de espejos creen haberlo visto paseándose de marco en marco.
Por último, pero no por eso menos importante, debe comprender que, al igual que nosotros, a los reflejos les gusta pasar tiempo con su familia y amigos, ir al cine, y por lo general realizan estas actividades durante el día, cuando usted se encuentra fuera de su casa. Por esa razón, sería conveniente que evite buscarlos en cada espejo que encuentran en la calle. Y, si no es mucho pedir, tenga algo de consideración y, si se levanta a mitad de la noche para ir al baño o tomar agua, no encienda la luz, ¡ellos también duermen!
miércoles, 10 de junio de 2009
Instrucciones para levantarse temprano
Siempre me ha llamado la atención una simple pero brutal situación a la que la gran mayoría de nosotros, por igual, debemos someternos diariamente en nuestras vidas. Esa batalla que hasta el más pacífico de los hombres debe enfrentar cuando, de modo inoportuno, un sonido alterante interrumpe su estadía en un mundo diferente en el que pocas veces las cosas tienen sentido. Se trata del momento en el que nos encontramos cuando, hundidos en un sueño, nos vemos de pronto arrancados de él, removidos a la fuerza de un estado de tranquilidad extrema. Sabemos que el culpable es él, y lo odiamos, e incluso a veces lo golpeamos para que lo sepa, ese pequeño e insignificante aparatito que está siempre cerca controlando nuestro tiempo, anunciándonos que ya es hora (aunque a veces el sol apenas esté comenzando a salir). De distintas maneras, algunas personas se han esforzado por mejorar esa relación, buscando cambiar aquel sonido irritante por otro más ameno, pero como su función es la misma, de una manera u otra, siempre se torna molesto escucharlo chillar.
Este enemigo de cada mañana al que se suele llamar despertador, es sólo el comienzo de la batalla que antes mencionamos. Dependiendo de la persona, la lucha que describiremos a continuación suele tomar distintos matices, pero en todas comienza por la destitución del sueño. Acto seguido, la persona hace un gran esfuerzo por despegar los párpados, y comienza a notar que su objetivo de levantarse se ve obstaculizado por una gran cantidad de fuerzas que actúan para impedir que quiera abandonar el momento de somnolencia. Entre ellas encontramos a la denominada almohada, que se presenta con la forma y espesor exacto para ofrecer la mayor serenidad posible al sujeto. Luego, el colchón, levemente hundido, suele generar un tipo de atracción que parece ir más allá de la conocida ley de gravedad, y muchas veces, acompañado por las sábanas y las frazadas, forman un clan sumamente difícil de combatir.
A pesar de todo, las personas generalmente logran ganar la batalla (digo generalmente porque a veces estas fuerzas se presentan con todo su potencial y no se las puede ni siquiera enfrentar).
Para poder levantarse se comienza por combatir, una por una, estas fuerzas que nos sujetan a la cama. Se toma coraje y con uno de los brazos se corren las sábanas y las frazadas, vale señalar que se suele experimentar un sentimiento de culpabilidad, como si quisiéramos pedir perdón porque lo que vamos a hacer, en el fondo, va en contra de nuestra voluntad. Pero sabemos que debemos levantarnos, por consiguiente, se sigue con valor y arduamente se separa la cabeza de la almohada (nótese que estos pasos pueden llevarse a cabo en orden invertido). Una vez que logramos abandonar la posición horizontal, solo resta un pequeño empujón más, vencer el deseo de dejarse atrapar por esas fuerzas nuevamente. Se debe tener en cuenta que esta situación se torna tan difícil por el cariño que se siente hacia el confort ofrecido. Por lo tanto, aunque cueste, hay que dejar de lado lo sentimental, y así, un último impulso permite que el cuerpo rompa con la atracción del colchón y la persona se logre incorporar en sus dos pies a fin de comenzar a desplazarse. De esta manera, puede darse por vencedor, aunque con una sensación de anhelo que lo acompañará por unos minutos.
Las fuerzas vencidas se quedan inmóviles, conservando la forma apacible de la comodidad que brindaban. Personalmente, no creo que las angustie su derrota porque saben que, como todos los días, llegará el momento en que la persona volverá, por si sola y sin resistencia, a su dulce encuentro.
Yamila Martinez Sitia
martes, 9 de junio de 2009
Datos interesantes para compartir
Un dato a favor es que los datos se actualizan constantemente.
Acá van los links:
http://http//www.mariapress.com/
http://www.telam.com.ar/tematica.php?ctem=101
Guía concisa para colocarse las medias al despertar de cada mañana.
Bip, bip, biiip. Son las 6.45. Es momento de despertar. Comienza un nuevo día y no hay tiempo que perder.
Abandone rápidamente su cama, sentándose en ella y dejando de lado todas esas viejas frazadas que le regaló su abuela para no pasar frío en esa típica casa colonial con techos altos y de dimensiones tipo bóveda. Ahora, busque un par de medias en el piso, entre medio de todo el montón de ropa que seguramente anoche no quiso ordenar y revoleó en el medio de la oscuridad. En caso de haberlas encontrado, no pierda más tiempo y escuche con más atención.
En primera instancia se recomienda, siempre, introducir el pie derecho (está comprobado, querido amigo, que los días funcionan con mejor energía si se comienzan de ese modo) Una vez que la extremidad esté dentro de la cavidad, no deje de mover su pie simulando ser un perfecto bailarín. Esto hará que su media se ajuste correctamente y quede comoda para el respeto del día.
Presiento que todavía no logra despertarse, parece que tiene problemas de coordinación. Recuerde que antes de buscar el calzado que utilizará durante toda la jornada, debe llevar acabo exactamente el mismo procedicimento con su extremo izquierdo, no sea cosa que salga descalzo.
Apresúrese, de lo contrario perderá su tren con destino a Barrancas de Belgrano. Esto significa que tendrá que llamar a su madre para que lo lleve en auto, y recuerde, que esto implica 35 minutos de charla continua y lo que es aun peor, tendrá que oír demasiadas palabras que aturden sus oídos.
Si es que todavía tiene dudas o aun no logró comprender estas claras instrucciones, presione el botón superior rojo que tiene por nombre la palabra rewind (sepa que en castellano significa rebobinar) y luego escuche nuevamente la cinta.
Si por el contrario considera que la operación ha sido satisfactoria, entonces me despido hasta mañana. Bip, bip, biiip.
Ma. Belén Grieco
lunes, 8 de junio de 2009
El ritual del cebador
El color en la noticia
Para entender mejor lo que estamos hablando, transcribo un fragmento del libro Periodismo Informativo, de Mitchell Charnley:
El color no es decoloración. El color es el hecho. Color es realidad; color es reflejar con total autenticidad lo que el disertante dijo. Sacar color de la imaginación antes que de la observación minuciosa, es pecado imperdonable. Es pasar del terreno real al dominio de la ficción, y la ficción no tiene cabida en la noticia.
Color es descripción. El color en la noticia es descripción, tan concretamente como lo es el “tema descriptivo” en una clase de composición o la pintura del fondo o la escena del cuadro que el novelista desea crear para el desarrollo de la acción. El objeto del color en la noticia es transportar al lector a la escena del suceso, ofrecerle los estimulantes sensorios que hubiera percibido de haber estado junto al cronista. Su herramienta es la reproducción verbal precisa de los elementos que habrían excitado los sentidos del observador: lo que habría visto, oído, olido, tocado, y, en algunos casos, gustado si hubiera estado presente.
(...) Los ingredientes de la noticia de color. Generalmente, las noticias de color tratan de gentes. La aglomeración en una calle céntrica mientras cierta actriz actúa en una escena cinematográfica, sería un ejemplo de lo que origina la nota pintoresca. Los hinchas de un cuadro de fútbol que hacen fila bajo la lluvia doce horas antes de la apertura del estadio..., el terror en Budapest mientras los tanques recorren las calles para aplastar la rebelión..., el cortejo dolorido y silencioso que acompaña al presidente de la Nación a su última morada, son todos temas para noticias de color. El circo, el desfile, el almuerzo de Navidad para jóvenes sin hogar, y muchos más. Acontecimientos de ese tipo se usan comúnmente para notas de color porque los hechos en que intervienen multitudes, hombres, mujeres y niños, trasuntan cálidos valores humanos.(...) La mayoría de las notas con color de ambiente surgen de situaciones ricas en contactos colectivos, de las grandes aglomeraciones.
(...) Todo esto destaca las características principales de las notas coloridas: que deben tener puntos de enfoque o temas; que deben depender para su vivacidad y verosimilitud de la hábil selección del detalle; que el cronista debe apoyarse en lo específico, en hechos tan claros y limpios que su presentación de los detalles convenza al lector o al oyente de su realidad. El cronista que trabaja en una nota pintoresca se vuelve espía y fisgón. Advierte la adoración dibujada en el rostro de la pequeña acurrucada bajo el impermeable del padre. Escucha las coloridas expresiones de una señora con el vestido pegado a las carnes, y toma rápidos apuntes para citas textuales.
Como referencia para que lean y analicen, les acerco los links a cuatro notas de color que -creo- son buenos ejemplos de lo que vamos trabajar en clase:
- Se gana poco y se vive mal
La guerra en los Balcanes: la vida cotidiana en Belgrado (Publicada en el diario Clarín el 19/05/99). - Que lo sepa el barrio
Detrás del escrache al dictador Videla, de alto contenido simbólico, hay diez años de militancia de H.I.J.O.S. A la espera de mayor Justicia “ordinaria”, esta vez estuvieron gritándole al asesino los nietos restituidos por el trabajo de Abuelas. El NO cuenta la trastienda (Publicada en el diario Página/12 el 23/3/06). - El barrio está cabrón
El Falucho se la tenía jurada a El Toco por una mujer. El jueves pasado se batieron en una especie de duelo con el Dock Sud de fondo. El Toco murió. Un cronista del NO se metió en ese mundo donde la vida se juega en cada esquina por nada (Publicada en el diario Página/12 el 8/12/05). - Los rolingas en la dulce espera
La banda de Jagger y Richards toca hoy, pero ellos empezaron antes: crónica de un fanatismo que excede lo musical (Publicada en el diario Página/12 el 21/3/06).